KIBERA CREATIVE ARTS

Este trabajo surge como respuesta a un cambio de ver, crear y poner en práctica nuevas formas de representar la realidad y entender el proceso de fotografiar.
Aquí se toma como base el concepto dicotómico y jerárquico de la modernidad entre Europa y África, el cual ha generado estereotipos que impregnan cada día la comunicación y la información.

La creación de tópicos hace que en muchos casos se fotografíe antes en nuestra mente que en la propia acción.
Por ello al término de este ensayo se hace hincapié en el acto fotográfico como una actividad de intercambio cultural y de experiencias donde el diálogo entre el fotógrafo y el fotografiado deben de partir desde una relación de horizontalidad, buscando nuevos enfoques a través del concepto de interculturalidad, donde el fotografiado tenga su rol de importancia.

Kibera Creative Arts es un colectivo de artistas del barrio de Kibera (Kenia), el asentamiento informal más grande de África, quienes tienen como objetivo empoderar a la comunidad a través del arte, tanto a nivel económico como social y además reducir las barreras existentes, transformando así los prejuicios hacia este modelo de barrios, de vida y de gente.

1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MODERNO.

A lo largo de la historia de la fotografía y demás medios de comunicación se ha sucedido la continua separación establecida a partir de la conformación colonial del mundo entre lo occidental o europeo (concebido como lo moderno, lo avanzado) y el resto de los pueblos y culturas del planeta, creando una autoconciencia europea de la modernidad.

«Los medios de comunicación tienen parte de la culpa de que esto sea así, debido a que se empeñan en contar una España blanca salvo cuando se trata de pateras.» (Lucía Mbomío, 2020)

Esto es debido a unos emisores controlados por unos intereses puestos al servicio de un mercado capital, donde occidente ha sobrevalorado la historia de la colonización, la victoria y la destrucción, a pesar de que la existencia de la vida en nuestro mundo se explica mucho mejor desde la práctica de trabajos cotidianos (la alimentación, la creación de vínculos afectivos o el mantenimiento del ciclo del agua) que desde las luchas de poder.

Todo esto se conoce como el pensamiento de la modernidad, el cual prefiere, llenar la tierra y someterla, en lugar de optar por su sostenibilidad. Este proceso de dominio se llama progreso y consiste en el alejamiento y sometimiento de la naturaleza.
En la superación de sus reglas, prefiere torcer el rumbo de un río u horadar una montaña.

La cultura occidental alaba las grandes gestas de la humanidad que llevan al ser humano más allá de la existencia cotidiana, y se olvida el devenir de los pueblos, la historia del territorio, la de la enfermedad, la de la producción de alimentos, la de la artesanía…

Durante todo este periodo de la modernidad se han creado las concepciones del mundo y el progreso. La relación entre seres humanos y naturaleza y un sistema tecnocientífico.
Uno de los instrumentos más efectivos en esta construcción es el pensamiento dicotómico. Este estructura el mundo en una serie de dualismos o pares de opuestos que separan y dividen la realidad.

Bueno o malo, ganar o perder, conmigo o contra mi, izquierda o derecha, ricos o pobres, norte o sur, son opuestos que organizan nuestros juicios cotidianos y que apenas considera espacios intermedios.

La afirmación de algo siempre requiere de la negación de lo contrario.

Pero además de su condición dicotómico se puede destacar otro rasgo esencial de esta forma de pensamiento: su carácter jerárquico.
Al instaurar una jerarquía racial de identidades sociales —blancos, mestizos, indios y negros— donde estas últimas han sido borradas culturalmente hasta ser reducidas a identidades comunes de “indios” y “negros”, la modernidad contribuyó de manera clave a la configuración del capitalismo mundial como modelo de poder global, concentrando todas las formas del control de la subjetividad, la cultura y la producción del conocimiento en occidente.

La dominación colonial ha requerido una forma total de pensamiento, en la cual todo lo que está considerado como avanzado, civilizado y bueno es definido y medido con relación a Europa y a la blancura. Esto es lo que se conoce como eurocentrismo, y consiste en la negación de otras formas de producción del conocimiento que no sean blancas, europeas y científicas en el sentido cartesiano y newtoniano.

2. ETNOCENTRISMO: INTERCULTURALIDAD Y DECOLONIALIDAD.

Todo este pensamiento moderno que se plantea anteriormente origina una actitud etnocentrista, que consiste en considerar que se tiene un puesto central respecto a los otros grupos, valorando de modo más positivo sus propios logros y particularidades que los de los diferentes. Es la incapacidad de mirar el mundo a través de los ojos de los demás.
En cierto modo, todo grupo social y cultura, tienden a ser etnocéntricos.

Esto es un etnocentrismo que no reconoce la enorme riqueza de la pluralidad y la diversidad cultural.

Este hecho tiene origen en la colonialidad del saber, otro concepto originado del pensamiento moderno.

El historiador europeo antepone la historia de Occidente a la del resto del mundo, la historia de Europa a la historia de Occidente, y la historia nacional a la historia de los países vecinos.

El etnocentrismo tiene dos vertientes, por un lado se afirma que mantiene la cohesión social del grupo y la lealtad de los miembros a ciertos principios. Por otro, un cierto etnocentrismo radical puede conducirnos a actitudes y fenómenos como el nacionalismo, el racismo o clasismo social.
Es en este punto donde tendemos a juzgar al resto de sociedades desde criterios de nuestra civilización occidental; llamamos salvaje al que no comparte nuestra civilización, y primitivo al que no sigue nuestras pautas culturales. 

La colonialidad del saber es más actual que la colonialidad del poder, y se puede resumir en la frase, «las cadenas ya no están en los pies, sino en las mentes» (Zapata Olivella).

Tiene una influencia más allá del propio conocimiento, afecta a la propia identidad del oprimido al no verse reflejado o visibilizado en esa creación del conocimiento moderno, como si no fuera capaz de crearlo, solo absorberlo. Esta estrategia de no existencia y deshumanización, es perpetuada a través de la educación y los medios de comunicación, instaurándose en el inconsciente colectivo de una sociedad haciéndola “esclava de su mente”.

Ahora bien, ¿cómo abordar esta temática de las relaciones sociales y culturales desde una perspectiva de no dominación?

Existen dos términos clave que es importante conocer, interculturalidad y decolonialidad.

La interculturalidad es entendida como el establecimiento de relaciones horizontales entre diferentes culturas permitiendo interrelacionar realidades y crear “nuevos ordenamientos sociales”. Para ello, es necesario alentar una perspectiva decolonial, haciendo que cada sociedad “oprimida” se empodere de su memoria silenciada y ponga en valor sus conocimientos y pensamientos, porque cada cultura es una manera distinta de mirar el mundo.

Interculturalidad significa interacción, intercambio, apertura y solidaridad efectiva: reconocimiento de los valores, de los modos de vida, de las representaciones simbólicas, bien dentro de los registros de una misma cultura o bien entre culturas distintas. Diferentes modos de entender la vida, los valores, la historia, las conductas sociales, etc., en condiciones de influencia paritaria (que cuentan con idénticos derechos)

El conocimiento de los otros permite entender y comprender muchos aspectos culturales que pueden resultar negativos a primera vista, de modo que la interculturalidad se convierte en un diálogo que posibilita el entendimiento y la convivencia armónica al arrinconar el etnocentrismo, el prejuicio y la discriminación.

El objetivo final es crear, construir y apuntar caminos decoloniales que no niegan la modernidad, pero que permiten vivirla de otra manera, sin ser absorbida y controlada por ella.


En este sentido, significa asumir una capacidad de actuar y posicionarse para cambiar el punto de vista eurocéntrico. Ver y opinar desde las historias y experiencias vividas, creando situaciones que ayuden a tender puentes y canales de entendimiento para la convivencia entre las culturas que interactúan sin perder la propia identidad, viviendo la diversidad como un espacio de libertad que une a las personas.

3. KIBERA CREATIVE ARTS

Esta pieza de trabajo vincula a un colectivo de artistas del barrio de Kibera (Nairobi), quienes tienen como objetivo empoderar a la comunidad a través del arte, tanto a nivel económico como social; y además reducir las barreras existentes entre Kibera y el mundo, transformando así los prejuicios existentes hacia este modelo de barrios, de vida y de gente.

El proyecto fotográfico explora este asentamiento informal de la periferia de la capital keniana, el más grande de África con 4000 hectáreas de extensión, y la incierta cantidad de más de un millón de habitantes.

Su origen se remonta cuando el gobierno colonial británico instaló a los soldados nubios, creando en Kibera una reserva militar que combatiría por los distintos territorios de la región y así conseguir la dominación de la actual Kenia.
Sin embargo, los Nubios fueron declarados Inquilinos de la Corona Británica, lo cual significaba que cualquier estructura en Kibera corría el riesgo de ser destruida en favor de un proyecto gubernamental. Este hecho hacía de Kibera un hábitat provisional con ausencia de los recursos mínimos básicos.


Tras la guerra los Nubios fueron abandonados por el gobierno Británico, y Kibera se convirtió en receptor de miles de personas procedentes de Sudán, Etiopia, Somalia y otros países colindantes de África Oriental, que advertían el exponencial crecimiento de Nairobi.

Esa pluralidad hacen de este asentamiento un lugar de interculturalidad y heterogeneidad musical, interpretación, pintura, artesanía o cualquier otra disciplina artística.

La fotografía permite explorar la memoria y el concepto de espacio, además de documentar la irracionalidad de las colonias y sus consecuencias, siendo el pasado una idea de visión para el futuro.

Artistas que pertenecen al colectivo Kibera Creative Arts han sido fotografiados en ubicaciones de Kibera, elegidas por ellos mismos donde sintieran nostalgia o identificación.

Estas fotos han sido realizadas en colaboración con ellos, siendo este proyecto un espacio para un diálogo común, y algunas han sido utilizadas en los trabajos que este colectivo realiza para su comunidad.

«Sanaa ni kioo cha jamii».
«El arte es el reflejo de la comunidad».
(Proverbio swahili y eslogan de Kibera Creative Arts)

Los proyectos que siguen creciendo, se pueden seguir en estos enlaces:
http://www.kiberacreativearts.org/
http://www.madeinkibera.org/

4. LA INTERCULTURALIDAD A TRAVÉS DEL ACTO FOTOGRÁFICO.

Partiendo de este proyecto presentado, se aborda la fotografía contemporánea desde un punto de la propia experiencia vivida, donde prima más el camino recorrido que el resultado final. Tratar cada una de las vivencias vincularlas al estado emocional tanto propio como para la gente fotografiada.

La fotografía debe ser un componente de retorno social y emocional, una especie de simbiosis sensitiva, que hace sentirse conectado y formar parte de un grupo.


En el acto fotográfico debe existir la sensación de que se está creciendo y que se acabará el trabajo siendo mejor persona a como se empezó, sentir que se ha aprendido, y sentir que ha mejorado el carácter, la manera de ser.

Todo esto se origina a través de la cotidianidad de pequeñas historias, relatos locales con los que se encuentra el estado emocional de sentir que se contribuye a algo, que se hace algo útil, que se sirve para algo.


Para ello, la fotografía participativa, se basa en que toda persona puede crear, expresar y comunicar a partir de su historia personal y visual, dando así visibilidad a su propia identidad individual y también a la colectiva.

Por una parte, la búsqueda de la propia identidad (fotógrafo) reside en dar las respuestas a través de la vivencia compartida durante el proceso de fotografiado, y favorece procesos como la aceptación de la heterogeneidad, la construcción de la subjetividad, la creación o la conservación de la memoria colectiva.
Además es un medio de expresión y comunicación y un proceso de investigación, con el cual se trabaja las habilidades interpersonales y aumenta la consciencia y la autoestima.
A través de la observación, se utiliza la fotografía participativa como metodología creativa, terapéutica y de búsqueda personal.

Por otra parte, en el contexto comunitario y la identidad colectiva de la comunidad (fotografiado), se considera la práctica fotográfica a través de su potencial creador, como estrategia de trabajo que favorece el intercambio y el dialogo, facilitando caminos de expresión y comunicación alternativos, con el fin de generar transformaciones.

Como se ha dicho, debe existir esa simbiosis que favorezca tanto al individuo como a la comunidad, generando nuevas composiciones sobre la cotidianidad de las personas.

Como consideración final, la fotografía contemporánea debe de poseer un carácter contextual, es decir, se debe estudiar el cómo, el cuándo y el para qué se emplea esta herramienta.

Hay que identificar el carácter creativo de las comunidades y su función para el cambio social desde una perspectiva ética.
La práctica fotográfica debe ser una estrategia de trabajo que favorezca procesos para pensar en nuevos mundos posibles, diferentes formas de crear, representar experiencias de cada colectivo, narrar historias y hacerlas visibles; favoreciendo el intercambio y dialogo, y abriendo caminos que den respuesta a la pregunta:
¿Qué quiero aportar a este mundo con mi fotografía? ¿Cuál va a ser la huella que deje?