Pero además de su condición dicotómico se puede destacar otro rasgo esencial de esta forma de pensamiento: su carácter jerárquico.
Al instaurar una jerarquía racial de identidades sociales —blancos, mestizos, indios y negros— donde estas últimas han sido borradas culturalmente hasta ser reducidas a identidades comunes de “indios” y “negros”, la modernidad contribuyó de manera clave a la configuración del capitalismo mundial como modelo de poder global, concentrando todas las formas del control de la subjetividad, la cultura y la producción del conocimiento en occidente.
La dominación colonial ha requerido una forma total de pensamiento, en la cual todo lo que está considerado como avanzado, civilizado y bueno es definido y medido con relación a Europa y a la blancura. Esto es lo que se conoce como eurocentrismo, y consiste en la negación de otras formas de producción del conocimiento que no sean blancas, europeas y científicas en el sentido cartesiano y newtoniano.